
Para ellos no existen los problemas. Calamidades. Necesidades. Hambre o enfermedad. Mientras juegan son felices.
En ese tiempo que pasan con el balón en sus piececitos, ríen y se divierten. Disfrutan de esos momentos sin pensar en nada más. No tienen otro juguete, pero no importa, si no tienen un balón, lo buscan.
El africanito tiene su pelota hecha con tiras de cuero. Juega descalzo. Corre y corre detrás de ella. Siente como la golpea, lanzándola lejos. Es su risa, su felicidad, y cuando deja de jugar se da cuenta de que sus hermanos tienen fusiles en las manos, con los que no juegan ni ríen, sólo dejan pasar un día más de su vida sin ser heridos o muertos.
El niño español tampoco piensa en nada. Es feliz jugando mientras le sacan la merienda y ríe con sus amigos en el parque con una pelota que acaba rota de tanto chutar. Sabe que cuando se rompa le comprarán otra mejor, o peor, pero otra. Y que cuando llegue la hora de volver a casa, irá acompañado con ella a cenar y dormir, soñando de nuevo, únicamente con su balón, sin ninguna preocupación más.
La ilusión es la misma, las realidades tan diferentes.
ResponderEliminarEsperemos que algún día ambas sean comunes.
Un abrazo y suerte con tu blog.
Ilusiones de niños, mundos diferentes, idénticas miradas.
ResponderEliminarSaludos
Quando deparamos com criancas que nao tem nocao de quanto brinquedos possuiem, sem dar valor e mesmo assim por vezes choram porque nao teem ainda a ultima novidade... sem por um momento haver um adulto que lhe diga que em qualquer parte da terra existe outra crianca que apenas gostaria de ter o seu brinquedo partido... mesmo assim da que pensar, Quem sera mais feliz?
ResponderEliminar